31 mar 2014

Deje de ser un mierda (3)

Si el lector ya tiene en su casa un cajón de compostaje, es indispensable que siga leyendo este capítulo de la serie Deje de ser un mierda.

En otras entregas de este serial, nos hemos ocupado de las palabras, la vestimenta, las poses... Y lo hemos hecho así porque dejar de ser un mierda, requiere un enfoque poliédrico para conseguir esa especie de "gestalt" que es nuestro norte y nuestra guía.

Cuando han florecido tanto los cocineros de todo pelaje, como los palmeros que les corean hasta crear el mundo gurmandaise, sería tonto dejar pasar ese tren del lustre y el reconocimiento social; de modo que nos conviene insertarnos en él por la vía rápida de saber algo que dominan pocos.

Guisar bien es muy difícil aunque muchas veces hemos oído decir: "Guisa de pena pero el flan chino, lo borda". Ahí es donde queremos ir a parar nosotros. ¡Hagamos cerveza artesanal!

Parece que no,  pero está tirado. En las tiendas especializadas venden todo lo necesario para perpetrar una cerveza casera en la que podemos incluir los ingredientes más peregrinos; no pasa nada, se dice que es innovación y a tomar por saco.

Como la mayoría de la peña no quiere gastarse el dinero en empastres, podemos dar la tabarra con el tema sin temor a la competencia y, sin verlo ni comerlo, estaremos metidos de lleno en el  mundo gurmandaise cosa que nos sacará del cenagal y dejaremos de ser unos mierdas.

24 mar 2014

Reinar

La mercantil que con más dolor encajó la revolución francesa de 1789 fue sin lugar a dudas, la dedicada al reinado. Hasta ese momento de eclosión popular, las casas reales implantaban el negocio del gobierno de los cuerpos con la misma facilidad que otras firmas comerciales implantaban el de las almas. ¡Qué han de saber los bancos lo que es negocio!

Los legales representantes de las casas reales, con ánimo multinacional, se instalaban donde fuera con tal de cumplir con su naturaleza regia. Sus partidarios y detractores, animados por el humano impulso de medrar, movilizaban a las masas hasta el extremo de la guerra, inculcando las ilusiones necesarias para que tal cosa fuese posible.

Un ejemplo muy bueno nos lo proporciona el ínclito Archiduque Carlos de Austria (Carlos III para los bobos que le siguieron) El hombre quería ejercer su labor profesional a todo trance y despertó las más altas esperanzas entre sus partidarios a los que dejó con dos palmos de narices en cuanto vio que podía ser emperador en otro sitio y por todo el morro.

9 mar 2014

La sonrisa piadosa

Basta con que mencione usted que gusta de la zarzuela o de las jotas bravías, para que aparezca en el rostro de su interlocutor lo que se llama "sonrisa piadosa".

Inspirará enseguida, el paternal amor tierno y comprensivo de quien, sin descender de su pedestal, se compadece caritativo del bruto. Como si detrás de Mari Pepa y Felipe solo hubiera sopas de ajo y vinacho de taberna; como si jota fuera sinónimo de pan con aceite y sal cuando ya se está ahíto de foie.

Cierre los ojos el amable lector y escuche esta jota para ver si advierte tocino y garbanzos en ella.