10 abr 2014

Gases nobles

Incluso las personas de tan menguado cociente intelectual como los obispos, saben que los gases nobles son los únicos elementos químicos de tan exclusiva condición, que no reaccionan prácticamente con nadie y, en tal caso, hay que forzarlos. Son, como la estrella polar, un punto de referencia indiscutible y causa de admiración puesto que, con la conveniente excitación eléctrica, brillan con colores lisérgidos.

Según el penúltimo, y tan prescindible como los anteriores, informe Gurría-A2 de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), las sociedades humanas tienen su propios gases nobles que, por lo común, son personajes incontestables para un público que, de manera transversal, engloba las diferentes clases sociales y económicas, así como grupos ideológicos y culturales.

El nombrado informe, presenta una interesantísima comparación entre ciudades del mundo civilizado y ciudades del mundo en vías de civilización.

Resaltaremos, de esa parte del informe Gurría-A2, la comparación entre dos ciudades, que seguidamente veremos, porque proyecta mucha luz sobre la calidad cívica y cultural de las mismas. Una de las ciudades, que pertenece al primer grupo de los establecidos en el párrafo anterior, es Londres que se significó en 2012 por la elección de estos dos gases nobles indiscutibles: Horatio Nelson y Winston Churchill. Entre las ciudades del segundo grupo, el informe destaca Valencia que ese mismo año, colocó como sus gases nobles incuestionables a Nuestra Señora de los Desamparados y Rafael Conde "El Titi".