Otra Roma, la pontificia, ha sido a su vez mucho de quemar porfiadamente a los librepensadores y los gerentes de esa comercial, debieron ser retribuidos también con un placer indescriptible a juzgar por su productividad.
Burning Man 2013 |
Aunque quemar, en sí mismo, solo significa abrasar o consumir con fuego, a las personas de cacumen febril les ha dado por interpretar la quema como una purificación. Quemar, pues, siempre es un rito. La quema del rastrojo cierra el ciclo de la cosecha, la quema de libros anticipa la barbarie, la de la cruz desata el miedo cerval...
De las quemas con carácter ritual que pueblan el mundo, por más trascendentes que sean con sus ríos y sus muertos, sólo hay una cuya liturgia es sugestiva y turbadora. Se trata del Burning Man. Este espectacular acontecimiento alcanza su cénit con el rito del fuego como expiración de la ilusión de la libertad absoluta, del paraíso en la Tierra, sin directores espirituales ni pasaportes, para el hombre desprovisto de circunstancia.