Durante los veranos pueblerinos era normal entrar en la frescor de las casonas provistas de corral y respirar, entre el verdor que ofrecían los macetones, el inconfundible olor a Zotal.
Los olores son las sensaciones con más adherencia a las ideas y a los recuerdos pero con el Zotal, la adherencia es triple porque el olor se une a algún recuerdo y además a una marca comercial.
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