Sucedía que tener pan de molde en casa era un claro signo de mundano savoir-faire. Se compraba en los pocos supermercados que había y aunque te lo vendiesen florecido, daba lo mismo, se consumía cuidando de morder solo lo blanco. Se pegaba al paladar pero eso era comida de ricos, seguro.
Era como entrar en la civilización pero desde el corral, si en el mundo civilizado hay corrales en las casas. Creo que no.
Por aquella época era normal también que, en el momento en que ya estabas abriendo la puerta para salir de casa, tu madre te gritara ¿llevas pañuelo? Y vuelta atrás para aprovisionarte de uno y eso que decían que había pañuelos de papel para mocarse una sola vez.