Antes del período involutivo que sobrevino durante la segunda década del siglo XXI y al que precedió un breve reinado de lo que parecía ser la democracia, en España hubo una terrible dictadura de la que no salió nada bueno. Dicen algunos bobos que lo único que se sacó de aquello fueron los pantanos. ¡Si supieran esos cantamañanas cuándo se proyectaron...!
Por semana santa, aquella infame y beata dictadura, nos obsequiaba con el cierre de todo tipo de locales de ocio y con la emisión radiofónica de música clásica a cascoporro.
Nuestros necios gobernantes, debieron pensar que para un mayor recogimiento cristiano, esa música sería lo mejor. La cagaron porque a la peña le picó el gusanillo y descubrió un mundo musical refinadísimo que le hizo, encima, más culta.
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