18 feb 2011

Fahrenheit 451



















La producción de algunos insignes literatos patrios que calientan asientos en la Real Academia, muchas veces es de calidad dudosa. El sargento primero Pérez Reverte, por ejemplo, escribió una novela buena y después ya, con el rollo marcial y el nometoquesloscojones, a vivir.

Podríamos mandar al fuego toda su obra cuando empezase a extinguirse la hoguera de Sánchez Dragó, pero vamos a ser tiquismiquis y sólo le quemaremos un libro: "El pintor de batallas". ¿Para qué hay que leer ese plomo si se puede hacer un curso CCC de fotografía?


14 feb 2011

La incesante navidad

El cerrajero dio paso a la comitiva judicial y los ojos de todos se acomodaron a una luz extraña de un tono general rojizo. 

Lo que se descubrió allí era la intemporal Navidad. Las ventanas estaban enmarcadas en espumillones, un Belén empolvado lucía intermitencias, ora en el portal, ora en el castillo de Herodes; el árbol que se había inclinado un poquito, también lanzaba destellos y de un aparato musical brotaba un villancico en inglés.

Hacía bastante calor no solo porque era mayo, sino por la iluminación navideña que caldeaba el cerrado ambiente.

Lo peor fue el olor a putrefacción que venía desde la habitación donde encontraron a don Perpétuo Adviento, fiambre desde hacía quince días y aferrado –como muchos- a lo que siempre le había hecho feliz porque ya no le quedaba nada.

1 feb 2011

León Trujillo



 Esta es la breve historia de un hombre que nació en Cañuelas, muy cerquita de Buenos Aires, el año de 1859 y vivió apaciblemente disfrutando de su familia en la pampa amena y hermosa.

Con el despacho de teniente y veinte pujantes años, León Trujillo Volpini tomó parte en una campaña militar, que se gestó en lo que toca a la estrategia y la teoría social y política, en el palacete colonial que su familia tenía en Cañuelas y cuyo objetivo era darse prisa en conquistar lo que los ingleses codiciaban.

Antes de partir hacia el desierto con las tropas del coronel Levalle, contrajo matrimonio con una de las hijas de un gran amigo de su padre que por aquel tiempo gozaba del más alto prestigio nacional. La boda, se puede imaginar, fue un acontecimiento social muy notable pero la luna de miel duró poco porque las fuerzas militares se movieron rápidamente hacia el sur.

Cuando comenzaron las hostilidades, León Trujillo quedó apercibido de dos cosas: por una esquela que el correo le trajo desde Buenos Aires, que esperaba un hijo y por el informe oficial de la Comisión Científica, que los nativos valían más muertos que vivos; así que, con la ilusión de lo primero se lanzó a lo segundo como un Pizarro redivivo.

En todos los frentes el ejército actuó con enorme diligencia por lo que la Conquista del Desierto finalizó en el Cabo de Hornos de manera tan exitosa que la Argentina triplicó su territorio y entonces es cuando empezó lo mejor que tienen las conquistas: el reparto.

León Trujillo Volpini, que era yerno del ministro de la Guerra, obtuvo dos ascensos por los muchos méritos logrados y terminó la campaña contra el indio como comandante y propietario de una extensión de terreno tal que desató las envidias de sus correligionarios. Hasta se empuñaron revólveres aunque sin mayores consecuencias, gracias a las veladas amenazas de consejo de guerra sumarísimo que llegaron por conducto reglamentario.

Tras una estadía en la capital, durante la cual su primogénito Napoleón Trujillo Roca tomó la primera comunión, la familia preparó su traslado a la pampa para establecerse en una estancia muy bella llamada La Inglesa.

León Trujillo se convirtió en ganadero en un momento dulce porque la industria frigorífica había llegado ya a los barcos que cruzaban el Atlántico y la carne del vacuno argentino era muy apreciada allende las fronteras donde, por otra parte, se estaba cociendo un descomunal conflicto que asolaría Europa.

Nuestro hombre sabía muy bien que en río revuelto las ganancias son para los pescadores, así que movió los resortes de su agencia comercial de Plymouth (Reino Unido) y en poco tiempo su fortuna pasó a ser una de las más importantes de la república. Dar de comer al hambriento a veces tiene esas cosas.

Terminó sus días felizmente, bajo el cielo limpísimo de la pampa, como respetado patriarca y ganadero modelo.