El verano se nos presenta como una ocasión para centrarnos en lo que es esencial y básico y que hemos perdido de vista en las estresadas urbes.
AAD, una asociación sin ánimo de lucro que radica en los perdidos parajes de Culebras organiza desde hace tres años, el CAMPAMENTO SOLIDARIO DEL DEMETRIO.
El señor Demetrio, fundador de esta asociación, nos explica en qué consiste este campamento.
PREGUNTA.- Señor Demetrio, ¿en qué consiste este campamento?
RESPUESTA.- Es sobre todo un campamento porque las personas que participan viven en tiendas de campaña. Ahora bien, no están todo el día tocándose los cojones; aquí hay mucha actividad.
P.- ¿Qué actividad es ésa?
R.- Yo al principio me estaba haciendo una caseja. Esa que se ve ahí detrás. Lo que pasa es que trabajando yo solo no adelantaba ná y me dije: “te se va a echar encima la verema”. Y me se ocurrió lo del campamento solidario que tuvo mucho éxito. Vino mucha gente de Madrid.
P.- Es decir, que le ayudaron a construir la casa, ¿a cambio de qué?
R.- De muy poca cosa. La gente de la capital es muy agradecía. Yo les preparo una buena olla de gachas, por ejemplo y ya tienen para comer dos u tres días. Les gusta mucho. Y luego es que aquí tienen muy buen aire, sombra, un río y aquí mismo, a un tiro piedra, está el ambulatorio.
P.- Este año hacen ustedes la tercera edición.
R.- Eso es: la caseja la terminaron durante la primera y la segunda y como a primeros de año me dieron el permiso para la nave de los gorrinos, este verano van a levantarla y ya, si eso, cerrarán aguas en la cuarta edición.
P.- ¿Cuántos días dura el campamento?
R.- Pues lo tengo preparado en turnos de una semana o de dos, eso según le interesa a cada uno.
P.- Y de precio…
R.- Es muy económico y a los de dos semanas les hago un apaño. Aquí nadie gana ná; yo cubro los gastos de los materiales y la manutención de los campistas.
P.- Las personas interesadas ¿cómo pueden contactar con usted?
R.- En la web que me ha hecho un sobrino, ayudaaldemetrio.org, pero los turnos que quedan libres para este año son la segunda y la tercera semana de septiembre; lo de mayo para aquí está todo lleno.
P.- Disfrutan, pues, los campistas por lo que usted cuenta.
R.- Mucho. Y rinden, porque la nave ya está muy avanzá.
Así es, en medio de la crisis es posible pasar unos días en contacto directo con la naturaleza en los bucólicos páramos de Culebras y al mismo tiempo se puede ser útil a la sociedad y a los que más lo necesitan, sin gastar demasiado dinero. ¿Se puede pedir más?
R.- Yo al principio me estaba haciendo una caseja. Esa que se ve ahí detrás. Lo que pasa es que trabajando yo solo no adelantaba ná y me dije: “te se va a echar encima la verema”. Y me se ocurrió lo del campamento solidario que tuvo mucho éxito. Vino mucha gente de Madrid.
P.- Es decir, que le ayudaron a construir la casa, ¿a cambio de qué?
R.- De muy poca cosa. La gente de la capital es muy agradecía. Yo les preparo una buena olla de gachas, por ejemplo y ya tienen para comer dos u tres días. Les gusta mucho. Y luego es que aquí tienen muy buen aire, sombra, un río y aquí mismo, a un tiro piedra, está el ambulatorio.
P.- Este año hacen ustedes la tercera edición.
R.- Eso es: la caseja la terminaron durante la primera y la segunda y como a primeros de año me dieron el permiso para la nave de los gorrinos, este verano van a levantarla y ya, si eso, cerrarán aguas en la cuarta edición.
P.- ¿Cuántos días dura el campamento?
R.- Pues lo tengo preparado en turnos de una semana o de dos, eso según le interesa a cada uno.
P.- Y de precio…
R.- Es muy económico y a los de dos semanas les hago un apaño. Aquí nadie gana ná; yo cubro los gastos de los materiales y la manutención de los campistas.
P.- Las personas interesadas ¿cómo pueden contactar con usted?
R.- En la web que me ha hecho un sobrino, ayudaaldemetrio.org, pero los turnos que quedan libres para este año son la segunda y la tercera semana de septiembre; lo de mayo para aquí está todo lleno.
P.- Disfrutan, pues, los campistas por lo que usted cuenta.
R.- Mucho. Y rinden, porque la nave ya está muy avanzá.
Así es, en medio de la crisis es posible pasar unos días en contacto directo con la naturaleza en los bucólicos páramos de Culebras y al mismo tiempo se puede ser útil a la sociedad y a los que más lo necesitan, sin gastar demasiado dinero. ¿Se puede pedir más?
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