28 nov 2012

Etiquetas (2)

En cuestión de etiquetas para el vino, aunque sea difícil de creer, nunca se consigue el completo asombro porque siempre hay algún hortera capaz de diseñar la mayor mierda para que pase por etiqueta.

Vamos a ver dos calamidades impresentables que doña Consuelo Císcar hubiera comprado para su IVAM sin pestañear.

La primera nos la ofrece la bodega El Plano del Águila, de Segorbe. Se trata de un dibujete que como trabajo de plástica en la ESO tiene su mérito pero, como etiqueta, invita a huir y no probar jamás lo que va dentro de la botella.





La otra cima del despropósito y el mal gusto nos la brinda Bodegas Antonio Arráez, de Fontanars dels Alforins. Esa bodega tiene dos líneas de etiquetas que compiten entre ellas en horror y que repelen a cualquier persona con las facultades intelectivas y volitivas en perfecto estado de policía.

11 oct 2012

10 sept 2012

Deje de ser un mierda (2)

La vestimenta, las caídas de ojos o el modo de hablar (las palabras) constituyen un camuflaje perfecto para estar entre los connaisseurs. La facilidad que la peña tiene para clasificar al personal según esos parámetros es asombrosa.

De esa tontuna universal –ya lo hemos dicho en otras ocasiones- tenemos que sacar el máximo provecho y por eso veremos que introduciendo en nuestro vocabulario tres palabras o expresiones, dejaremos abierta la puerta a que se nos considere como notables ilustrados en diversas áreas del saber.

Los vocablos o locuciones son éstos: maridaje, familia desestructurada y egreso.

Comenzamos por maridaje que, de pronto, suscita dudas sobre la realidad de su pertenencia a la nómina de las palabras españolas; pero resulta que es correcta según nos dice la R.A.E. Pues bien, el uso de esta voz, que tanta grima y arcadas provoca en sí misma, nos situará como tranquilos entendidos en el mundo de la enología y la gastronomía [no confundir con gastrónica]. Cualquier conversación que verse sobre temas tan imprescindibles para el hombre de hoy debe incluir la palabra maridaje a porrillo.

La siguiente es la locución familia desestructurada. Si quiere que se le tenga por versado sesudo en ciencias sociales, tendrá que introducir con displicencia esta expresión para hacer ver que sabe muy bien de lo que habla cuando se refiere a la chusmilla de la que se compadece. Así conseguirá un objetivo doble: dejar de ser un mierda y trasladar esta condición a otros.

Por último tenemos la sencilla palabra egreso que usaremos por sustitución. No diga jamás que ha tenido gastos; cámbiese a egresos y verá como, de forma casi instantánea, la cuadrilla que le rodea pensará en usted como en un grandísimo economista de la talla de don Cristóbal Montoro.

30 ago 2012

Etiquetas


Las etiquetas deben satisfacer las expectativas; es decir, han de cumplir la función de ser bandera o expresión del producto que anuncian.

Cuando alguien ve desde lejos una etiqueta como éstas, sabe que está viendo aceite y puede acercarse y comprarlo.

Aunque la etiqueta está sujeta a la innovación del diseño, es preciso no traspasar la linde porque entonces ya no se sabe qué producto se está ofreciendo.

Con el vino estamos asistiendo a un desborde tan absoluto de los límites que merecería una tesis pero la modestia natural nos obliga a centrarnos solamente en dos ejemplos y un apéndice.

El primer ejemplo nos lo ofrece el vino Cerrogallina. Con esa etiqueta no podemos saber si el contenido de la botella es vino o un perfume estrafalario de alguna boba de Coria que se dedica al diseño.

El segundo ejemplo es un poquete más rebuscado porque el equívoco lo provoca el hecho de que la etiqueta del vino parece una marca de ropa y nos lleva a pensar que quizá en el interior de la botella haya unos calzoncillos. Se trata de un vino Tomás Postigo.

De la enorme petulancia y el superlativo ego que suponen hacer un vino y ponerle tu propio nombre, hablaremos en otra ocasión.

Y así llegamos al apéndice que viene a decir: Hagas como hagas la etiqueta, que no se te ocurra firmarla si tienes una caligrafía deleznable. Y es el caso de Vicente Gandía

16 ago 2012

Inquietante Curiosity

El vehículo de exploración marciana Curiosity mandó fotografías de Marte a la Tierra y el personal se quedó tan tranquilo. En la era de la hiperinformación, este hecho nos parece de lo más normal.


Cuando en 1969, la estación de seguimiento espacial de Robledo de Chavela, que había seguido la llegada del hombre a la Luna, captó durante la madrugada del 3 de noviembre una serie pautada de señales raras formadas por ráfagas de microondas, los científicos quedaron anonadados. Se rascaban la cabeza por los nervios. Estaban recibiendo lo que parecía un mensaje desde el espacio profundo. La natural cautela se impuso y aquellos informes se clasificaron.

El 7 de noviembre del mismo año, la estación de Pasadena (California, EE.UU.) registró, también de madrugada, la misma secuencia de señales raras. El episodio terminó ahí puesto que nada trascendió.

Entre la información que el vehículo Curiosity remitió a la Tierra tras los siete minutos de terror que precedieron a su posado en Marte, se encuentra una secuencia de microondas idéntica a las que registraron las estaciones de Robledo de Chavela y Pasadena hace cuarenta y tres años, según ha publicado un prestigioso rotativo norteamericano.

La noticia es inquietante y la especulación está servida aunque lo más probable es que se silencie con gran discreción.

1 ago 2012

Olor a Zotal


Durante los veranos pueblerinos era normal entrar en la frescor de las casonas provistas de corral y respirar, entre el verdor que ofrecían los macetones, el inconfundible olor a Zotal.

Los olores son las sensaciones con más adherencia a las ideas y a los recuerdos pero con el Zotal, la adherencia es triple porque el olor se une a algún recuerdo y además a una marca comercial.

24 jul 2012

Medicinas

Así que cuando cerró la tapa del contenedor en el que rebuscaba, tuvo una sensación de alivio notable; había encontrado una caja de medicamentos sin caducar. Eran medicinas y para algo servirían.

Se detuvo en la fuente del parque y se tomó dos comprimidos que le provocaron, como suele estar previsto, vómitos y diarrea ocasionales.

25 jun 2012

1 jun 2012

El síndrome de la verbena


El azul tinta que oscurece en el ocaso había dado paso a la franca y pulcra noche de agosto.

Caminaban la mayoría de los vecinos, con la resuelta viveza de quien escapa de todo por un ratito. También se había sumado al río de los llamados al festejo, José Joaquín Trimuesque que, no obstante, se paró en la heladería La Bienplantá para comprarse un cornete descomunal de vainilla; le arreó el primer lametón, dobló la esquina y enfiló la calle de los Tundidores donde ya se oía claramente la animada melodía La niña de Puerto Rico. El paso se le hizo un pelín más mohíno quizá porque prestaba mucha atención al goteo del helado que ya empezaba a derretirse. Se paró un momento para distribuir lengüetazos preventivos por todo el perímetro de aquel cono de barquillo rebosante. No era eso solo, ahora se habían arrancado con Suspiros de España.

Estaba jodido. Lo que José Joaquín Trimuesque llamaba el síndrome de la verbena, manifestaba sus primeros síntomas. Se terminó el helado lo más aprisa que pudo y salió impelido hacia una mesa de las pocas libres de una terraza. Necesitaba sentarse porque ya estaban dándole a la bellísima Veinte años.

Pidió agua mineral y café y cuando se lo sirvieron sonaba el famoso y recio pasodoble No te vayas de Navarra. Se había hundido totalmente; no tenía que haber venido.

Bastaba con que le prestase unos segundos de atención a cualquiera de las canciones que su psiquiatra llamaba “de la línea del tiempo”, para sumirse en la más absoluta melancolía, caer en el peor de los desamparos y morirse de añoranza por lo que tuvo y se fue, por lo que intuía y perdió o simplemente por lo que se imaginaba y no era.

Se bebió el agua pero no el café, porque frío ya no le gustaba. Tenía que marcharse rápido pero no pudo levantarse hasta que la vocalista anunció unos minutitos de descanso.

Tomó un camino diferente para volver a su casa, se metió al cuerpo las gotas y  se fue a la cama que es donde debía de haber estado todo el rato. 

3 may 2012

La primera llama


Había un día extraordinario en el que, con los primeros frescos, se encendía la humilde estufa de gas en las casas. Era un momento tenso porque nadie tenía la certeza de que aquel ingenio calefactor fuera a funcionar sin problemas. Pero era también prodigioso porque, si todo salía como era de esperar, la primera llama desprendería un olor confortable, de íntima satisfacción.

Quienes han tenido una estufa de gas de las antiguas, seguramente sabrán recordarlo. Era el olor del cambio de estación y el anuncio de un cierto recogimiento familiar. Y eso que lo que se quemaba era el polvo del verano.

24 abr 2012

Lavativas


Lo que supone la aplicación de una irrigación o lavativa difiere un poquete de la imagen que nos ofrece la iconografía picaruela aunque básicamente nos enseña que la cosa consiste en introducir líquidos en el recto y el colon, a través del ano, con fines terapéuticos y con instrumentos de distintas formas y capacidades.

Pues resulta que en la escala de valores saludables del ciudadano de mundo, entra con fuerza la necesidad de someterse a lo que estéticamente se llama hidroterapia del colon.

Las lavativas de porcelana, indispensables otrora en los hogares decentes, han pasado ahora a los salones de belleza aunque debidamente tuneadas; de manera que después de hacerse las ingles brasileñas, lo mejor es una buena lavativa y a volar.

O se trata de eso, o de lo que estamos hablando es de la clismafilia de siempre.


20 abr 2012

Las coplas radiadas


En aquellos años de feliz inocencia no era habitual disponer fácilmente de música. Tocadiscos (picús, que se decía) no había en todas las casas y magnetófonos, pocos; por eso la radio era el postigo por el que se colaba la música en miles de hogares españoles.

Las canciones, las ponían enteras para respetar a los artistas y al asombro de los radioyentes.

La madre de Catecúmeno Mirón, diligente ama de casa, amenizaba sus tareas con la radio, dulce compañía. Solía hacer algún descansito mirando hacia ninguna parte mientras radiaban alguna copla bonita; luego seguía a lo suyo, suspiraba y muchas veces se arrancaba a cantar ella misma. Eso era la admiración de Catecúmeno Mirón. ¡Qué chorro de voz! ¡Qué limpio y entonado!

1 mar 2012

Salvemos a los notarios

Uno de los aspectos más desconocidos de la crisis financiera, es el caso de los notarios quienes, al no constituirse el número de hipotecas al que se habían acostumbrado, están pasando la peor época de su historia como colectivo.

Muchos han tenido que prescindir del yate y hasta, en casos muy extremos, dejar de beber güisqui japonés. "Que podamos celebrar casorios", ha declarado un ilustre damnificado, "quizá restañe en parte la herida sangrante que estamos padeciendo".

Save the notaries, es una organización filantrópica que nació en Tallahassee (La Florida, EE.UU.) en 1965, y que ha iniciado en Madrid una fuerte campaña de recogida de fondos para salvar de una catástrofe irremediable a estos sufridos trabajadores.

10 feb 2012

Regardez! Ecoutez! Parlez!

A los estudiantes del bachillerato de los años 70 del siglo pasado, que tanto añoran los gobernantes neofranquistas, se nos presentaban muy pocas ventanas al mundo normal.

Quienes estudiamos el muy diplomático idioma francés, tuvimos ocasión de contemplar las láminas de vocabulario de los libros "Regardez! Ecoutez! Parlez!" (de la editorial Mangold)  en las que aparecían casas estupendas que atribuíamos a los franceses en general. Allí podíamos ver e imaginar como mon cher ami Pierre, por ejemplo, después de ducharse, desayunaba a base de bien con zumo, tostadas, leche y cereales (!?) y se marchaba al colegio. ¡Qué civilización!

En la contemplación de aquellos gráficos evocadores se nos iban formando las ganas de ser "algo" en la vida y marcharnos de este infame país cuanto antes.