Hay lugares que aun no siendo Comala, nos deparan la posibilidad de
movernos a través del tiempo porque nos brindan los agujeros adecuados para ello en
cualquier calle. Basta concentrarse durante un instante en ellos y enseguida nos
trasladan veinte o cuarenta años atrás.
Unos de los
elementos urbanos más eficaces para experimentar los retrocesos temporales son
los azulejos de las fachadas de muchas casas de pueblo. Cualquiera puede comprobarlo pero tiene un riesgo: la melancolía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario