7 ago 2015

Amistades

Como las estalactitas, las amistades se forman tan lentamente que al pasar revista al tiempo del que datan, resulta imposible hacer precisiones. Teodoro Golfín y José Ido mantuvieron durante sus vidas una inquebrantable amistad que se forjó en Alcalá de Henares durante la primera mitad del siglo XIX.





Teodoro Golfín estudiaba medicina y todos los días a la misma hora pasaba por la puerta de una librería de viejo que atendía José Ido, escritor de folletines e hijo del dueño. En el instante muy breve de cruzarse el estudiante y el escritor, intercambiaban un “buenos días”. Eso fue así desde 1820 al otoño de 1823. Aquel jueves, Teodoro Golfín, tras el intercambio de “buenos días” con José Ido, hizo una pausa dramática y añadió: “parece que refresca”.

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