¿Se acuerdan ustedes de Teresa Gimpera? Claro que sí. Esta mujer estaba hasta en la sopa en aquellos años 60 del siglo pasado.
Publicidad a cholón, películas con grandes directores y, encima, musa de la gauche divine catalana. No se le podía pedir más, pero a fuerza de verla en todos los anuncios, no se sabía bien qué anunciaba. Se decía: "Mira, la Jimpera"; y ya no importaba si promocionaba el confortable Boatiné o una cocina económica.
Con la señorita Martina Klein pasa algo parecido: no sabemos qué anuncia y nos tiene ahítos de tanto verla. Se ha hecho con la exclusiva de la propaganda televisiva. ¡Qué pedazo de emprendedora!
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