Después de que se perpetrara la gran estafa que fue la transición española, Sales Llopis, la punk de Sueca a quien todos conocerán como Nebraska, adquirió la notoriedad que aún conserva tras haber editado numerosos vinilos y compactos, haber participado en películas transgresoras y hacer un poquete de todo en las diversas televisiones.
Como las audiencias mandan o, dicho de otra manera, la caspa está que lo peta, esta polifacética artista que nutrió su acervo cultural a fuerza de escuchar sin descanso a The Clash, Sex Pistols o The Damned, se unió finalmente al coro de los admiradores de ese artista enorme que siempre ha sido Raphael y, junto con la otra gran esclarecida de nombre geográfico, ahora canta las excelencias del nombrado artistazo; que nadie dice que no lo sea, a juzgar por la gran interpretación que aquí brindamos al lector, pero que seguramente no necesita tampoco que se le arrimen estos cerebros privilegiados.
Así va pasando Nebraska por los tubos que se le presentan porque, amigos, vivir sin trabajar mola pero, quieras que no, cuesta lo suyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario